La estimulación en la primera infancia es cualquier actividad que mejore el desarrollo físico y psicológico del niño. Tal actividad puede incluir ciertos objetos, pero siempre exige una relación entre el niño y un adulto -una comunicación que puede adoptar la forma de gestos, susurros, actitudes, palabras y muchos tipos distintos de expresión. La estimulación se logra por medio de técnicas sencillas que cualquiera puede aplicar. Se trata de técnicas educacionales y formativas que suelen basarse en prácticas utilizadas tradicionalmente por generaciones anteriores. Van dirigidas a establecer una comunicación atenta, cariñosa y continua con el niño desde que nace y a lo largo de su desarrollo. Aumentan la capacidad perceptiva al poner al niño en contacto con colores, sonidos, olores, texturas, sabores y ejercicios. Con paciencia y continuidad, pueden desarrollar las funciones motoras locales y generales del niño mediante masajes, equilibrios, movimientos y juegos. Se familiariza al niño con el mundo desde que nace a través de una comunicación constante que incluye imágenes, relaciones, cantos, números, cuentos y la sensación de seguridad y afecto. Los niños que de una u otra forma no reciben una estimulación adecuada no pueden desarrollar su capacidad como integrantes de la raza humana. Como dijo el Presidente de Venezuela al poner en marcha el Proyecto Familia: "Es cuestión de lograr el desarrollo completo del niño considerado como entidad funcional y dinámica en evolución en un determinado medio cultural e histórico, y especialmente del niño que vive en condiciones poco saludables, de manera que pueda hacer frente a las exigencias de la vida moderna
Los estudios sobre la crianza del niño y sus efectos sobre el desarrollo en los primeros años se han concentrado en tres clases de estimulación: a) la frecuencia y calidad de la estimulación táctil y cinestética (contacto con el cuerpo y movimiento del cuerpo); b) interacción social entre la madre y el niño; y c) determinados componentes del medio hogareño. En estudios experimentales de niños que han recibido una mayor estimulación cinestética (movimiento del cuerpo) en la primera infancia se han observado mejoras en el proceso de desarrollo. Por ejemplo, se observó que el aumento en la estimulación visual, táctil y motriz de los niños de bajo peso al nacer en el primer año de vida producía mejores reflejos de prensión, mayor vivacidad y aumento de peso (Scarr-Salapatek y Williams, 1973). En los estudios comparativos sobre el desarrollo de la capacidad motriz de lactantes en África se ha señalado lo beneficioso que resulta el mayor contacto físico de los niños con sus madres y otros adultos, que produce una mayor estimulación táctil y muscular (Súper, 1981).
La madre y otros adultos, incluso el padre, desempeñan el papel de intermediarios entre el medio y el niño, y sirven de catalizadores para la exploración que
hace el niño de su medio. Aunque los investigadores difieren en cuanto a la índole del comportamiento de la madre que parece tener importancia decisiva, están de acuerdo en que la madre desempeña un papel importante en el desarrollo de la capacidad intelectual, tal como se define en las pruebas de cociente de inteligencia y la actividad exploratoria o de juego del niño. Se ha observado en las zonas rurales o empobrecidas de los países menos adelantados que existe una relación significativa entre la conducta verbal materna, consistente en participar en juegos de "simulación", responder las preguntas del niño y leerle frecuentemente, y el rendimiento del niño en pruebas de memoria y de cociente de desarrollo (Rogoff, 1977, y Grantham-McGregor, 1983).
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